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Son ya nueve meses de masacre sionista, y en México el movimiento pro Palestina se ha mantenido diminuto y marginal, sin causar, hasta ahora, problema alguno al gobierno mexicano ni mucho menos a los imperialistas. Este movimiento se ha organizado alrededor de la indignación liberal de reducidos sectores de la pequeña burguesía urbana, y sus principales demandas, como que AMLO rompa relaciones diplomáticas con Israel o se boicoteen algunas empresas estadounidenses, son apelaciones impotentes, que no tienen ningún impacto en la ayuda militar y económica que el imperialismo yanqui brinda al estado sionista y no hacen nada para detener el genocidio del pueblo palestino. Más fundamentalmente, esta política es un obstáculo porque quita de la ecuación a la clase obrera, la fuerza que sí puede poner un alto a la carnicería y confrontar a los imperialistas. El programa del movimiento es compatible con la estrategia del populismo, la cual traiciona las aspiraciones del pueblo mexicano, al mantener a México atado al sistema imperialista. Esta estrategia claramente no está funcionando. Es urgente voltear hacia la clase obrera con una perspectiva que tenga en su centro la lucha antiimperialista.

La industrialización masiva del país en los últimos años ha creado un poderoso, joven y vigoroso proletariado. La industria mexicana es el pulmón que provee de oxígeno vital al sistema imperialista estadounidense. Y es esto lo que les otorga a los obreros mexicanos el poder social para tener un impacto real contra las políticas asesinas de los imperialistas y dar pasos concretos para detener la masacre. El imperialismo estadounidense, el patrocinador más importante del estado sionista, es también el principal enemigo de la clase obrera mexicana. Al asestar golpes contundentes contra los imperialistas aquí, los trabajadores mexicanos no sólo ayudarían al pueblo palestino y sus hermanos de clase en Medio Oriente, sino que llevarían adelante la lucha por su propia liberación y la de todo el país de la bota del imperialismo estadounidense. ¡Se necesita desatar el poder del colosal proletariado para liberar a Palestina y México!

Los populistas se han mostrado una y otra vez como una traba a llevar la lucha por la emancipación nacional a la victoria. Más aún, los populistas no están dispuestos a perturbar su “buena” relación (de subordinación) con el imperialismo de EE.UU., del cual dependen económicamente. Aunque ofrece concesiones a los oprimidos y dice defender la soberanía nacional, AMLO ha mostrado su papel traicionero en las diferentes luchas de los trabajadores contra los imperialistas en los últimos años, como explicamos en otros artículos de este número. Sin embargo, el movimiento pro Palestina basa su estrategia entera en empujar que los nacionalistas burgueses lleven a cabo tal o cual acción, lo que lo ha mantenido en la irrelevancia. Ningún movimiento que luche por la liberación de los pueblos oprimidos del mundo puede llevar a cabo una lucha efectiva contra el imperialismo mientras esté atado a las fuerzas populistas burguesas y mantengan ilusiones en ellos, por más antiimperialistas que se presenten. Izquierda Revolucionaria, una de las agrupaciones dirigentes del campamento pro Palestina en la UNAM, bien puede reconocer que EE.UU. es el responsable detrás del genocidio, pero rechaza la perspectiva fundamental de movilizar al proletariado en una lucha contra el imperialismo y los populistas. En su lugar, refuerza las ilusiones en éstos al llamar a votar por Sheinbaum y promover que el Morena es un instrumento que sirve a los intereses de los trabajadores y los oprimidos.

Para luchar por la liberación palestina, la clase obrera debe combatir por mejorar sus condiciones de vida y trabajo. Dar dirección comunista a estas luchas es necesario para avanzar la lucha antiimperialista. La huelga de Audi, que coincidió temporalmente con las protestas pro Palestina, planteó a quemarropa esta cuestión. La tarea de los revolucionarios era unificar ambas luchas con base en una estrategia que debilitara las posiciones de los imperialistas y aglutinara a otros sectores de la clase obrera y de la población en general. Como explicamos en el artículo de portada, es urgente forjar núcleos comunistas en los sindicatos que luchen por condiciones dignas para las masas mexicanas. Como el resultado de la huelga mostró, la lucha antiimperialista sólo puede avanzar independientemente y en contraposición a Morena. ¡Basta de lágrimas liberales y apelaciones a los traidores populistas! ¡Por lucha antiimperialista para acabar con el genocidio sionista!