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Traducido de AUCUN VOTE AU 2e TOUR ! (francés), suplemento Le Bolchévik

“En la actualidad, el problema de problemas es el Frente Popular. Los centristas de izquierda tratan de presentarlo como si se tratara de una maniobra táctica o inclusive técnica, para ofrendar su mercadería a la sombra del Frente Popular. En realidad el Frente Popular es el problema principal de la estrategia de clase proletaria en esta etapa. Es a la vez el mejor criterio para trazar la diferencia entre el bolchevismo y el menchevismo”.

—León Trotsky, “La sección holandesa y la Internacional” (julio de 1936)

La izquierda francesa y extranjera recibió con júbilo la inesperada derrota del Rassemblement national (Unión nacional, RN) de extrema derecha y la victoria del Nuevo Frente Popular (NFP) en la segunda vuelta de las elecciones legislativas francesas del 7 de julio. En realidad, se trata de una victoria pírrica. El resultado confirma el explosivo ascenso del RN de Marine Le Pen frente a la mayoría de los demás partidos de Francia que dicen representar un “frente republicano” contra la extrema derecha. Hace sólo tres años, la extrema derecha contaba con ocho diputados, mientras que hoy tiene 143. De hecho, si no fuera por el antidemocrático sistema electoral francés y los frenéticos esfuerzos del NFP por apuntalar el despreciado y desmoronado centro del presidente Emmanuel Macron, el RN habría obtenido la mayoría.

El mismo circo se repite cada elección francesa. En nombre de la lucha contra la extrema derecha, te dicen que hay que unir fuerzas con quienquiera que esté a tu derecha. Esta estrategia perdedora sólo ha servido para desmoralizar a la clase obrera y aumentar el atractivo de la extrema derecha. El NFP, llamado así en honor del gobierno del Frente Popular de 1936, es la última iteración de esta estrategia. Se trata de una alianza nefasta formada en el último minuto que incluye al Partido Socialista (PS) del ex presidente François Hollande, el Partido Comunista Francés (PCF), los Verdes y el partido populista de izquierda la France insoumise (Francia Insumisa, LFI) de Jean-Luc Mélenchon. Incluso el Nouveau Parti Anticapitaliste-L’Anticapitaliste (NPA-A), de origen trotskista, presentó un candidato en la planilla del NFP.

La actitud hacia tales alianzas transclasistas es una prueba decisiva para los trotskistas. Como Trotsky insistió una y otra vez en los años 30, apoyar el frente popular no es una táctica sino un crimen que paraliza a la clase obrera al atarla a la burguesía. Sin embargo, salvo nuestra pequeña sección, la Ligue trotskyste de France (LTF), toda la extrema izquierda fracasó en esta prueba decisiva y apoyó al NFP de una forma u otra.

La Gauche révolutionnaire, afiliada al Comité por una Internacional de los Trabajadores, el grupo que pronto se conocerá como Parti communiste révolutionnaire (PCR, afiliado a la Internacional Comunista Revolucionaria grantista) y el NPA-A apoyaron descaradamente desde el principio a Mélenchon y el frente popular. Como explica el volante de la LTF que publicamos a continuación, el NPA-Révolutionnaires (NPA-R, una escisión del antiguo NPA) y Lutte ouvrière (LO) llevaron a cabo campañas timoratas contra el NFP en la primera vuelta de las elecciones para luego apoyar a su ala izquierda en la segunda vuelta. En el momento de redactar el volante, aún no estaba claro qué postura adoptaría Révolution permanente (RP, afiliada a la Fracción Trotskista). Poco después, también ésta capituló y llamó a votar por LFI y el PCF.

Lo que hace particularmente grotesca la capitulación de estos tres partidos de la izquierda trotskista es el hecho de que ellos mismos han escrito innumerables artículos que documentan cómo el frente republicano desmoraliza a la clase obrera y fortalece a la derecha. A pesar de ello, no pudieron resistir la tentación de revolcarse en el fango del NFP. Pasadas las elecciones, estas organizaciones cínicamente intentan hacer como si jamás hubieran llamado a votar por el NFP.

Nuestro aislamiento actual no nos causa júbilo. Es un reflejo del desastroso estado de la izquierda francesa y del movimiento obrero en general. En estas difíciles circunstancias, nuestra sección francesa está decidida a intensificar la lucha por hacer que la clase obrera rompa con el republicanismo francés de izquierda. Sólo sobre esta base podremos derrotar verdaderamente a la extrema derecha y montar una ofensiva contra el decrépito imperialismo francés.


1° DE JULIO—Las elecciones legislativas de ayer confirmaron y amplificaron los resultados de las elecciones europeas. Es totalmente posible que la extrema derecha del RN obtenga la mayoría absoluta el domingo 7. El Nuevo Frente Popular quedó segundo, mientras que los macronistas colapsaron. Macron se plantea ahora formar gobierno con un “arco republicano” del Partido Socialista, el Partido Comunista y los Verdes (incluidos elementos anti-Mélenchon de la France insoumise). Es lo que ocurrió en Italia, donde un gobierno de unidad nacional garantizó que las próximas elecciones las ganara su única adversaria, Giorgia Meloni, la Le Pen italiana.

El NFP, incluido Mélenchon, ya llamó a que sus propios candidatos se retiren en nombre del frente republicano en favor de Élisabeth Borne, artífice de la reforma de las jubilaciones, y del policía en jefe Gérald Darmanin, que pensaba que Le Pen era demasiado blanda respecto a la inmigración. De este modo, LFI da crédito a las pretensiones del RN de constituir la única oposición al statu quo y a Macron. Cualquier llamado a votar por los traidores del NFP socava aún más la credibilidad del movimiento obrero y sólo puede profundizar la crisis de la extrema izquierda. ¡Ningún voto en la segunda vuelta!

El presidente del RN, Jordan Bardella, abandonó sin chistar las promesas demagógicas de su partido sobre la edad de jubilación, el poder adquisitivo, etc., para centrar toda su campaña en un solo tema: “la inmigración descontrolada”. Desde la pauperización de una parte creciente de la población francesa hasta el estado lamentable de los servicios públicos (especialmente la educación) y la inseguridad, todo se le achaca a la población musulmana y los quartiers (barrios negros y árabes) como zonas de anarquía. No obstante, sin duda más de una cuarta parte de la clase obrera votó por el RN, más que por el NFP.

¿Cómo hemos llegado a esta situación? Es el resultado de la alternancia de gobiernos neoliberales de izquierda y derecha que han infligido derrota tras derrota al movimiento obrero, sobre todo en la lucha del año pasado contra la reforma que aumenta la edad de jubilación. Estos gobiernos han trabajado incansablemente para precarizar el trabajo y atacar las jubilaciones. La propia izquierda impulsó múltiples campañas represivas en nombre de la “guerra contra el terrorismo” y la defensa del “laicismo republicano” contra los musulmanes (¡acuérdense del gobierno “socialista” de François Hollande y Manuel Valls!). Cuando no era la izquierda quien retomaba estas campañas racistas, se limitaba a predicar edictos morales antirracistas que básicamente denunciaban a los obreros por el auge del racismo.

Para hacer frente al RN, necesitamos un programa basado en los intereses de la clase obrera que muestre cómo la lucha contra la opresión y la segregación de la minoría musulmana está en el interés material de los obreros blancos y de origen cristiano. Sólo así se puede unificar a la clase obrera, y es precisamente lo contrario del programa del NFP, de todos sus avatares anteriores y de la burocracia sindical. Por todas estas razones, el NFP no es un baluarte contra el RN.

El arco republicano aplasta a Mélenchon, pero él se aferra

El arco republicano al seno del propio NFP está aplastando a Mélenchon. Ya sea el PS, el PCF o los Verdes, durante meses todos los componentes del NFP han repetido las calumnias de la derecha según las cuales LFI entera es “antisemita” y Mélenchon “un obstáculo para la victoria” del NFP. ¿Por qué? Porque Mélenchon, sin abandonar un solo instante el marco republicano y sin haber hecho nada por los quartiers ni por los palestinos, cruzó algunas líneas rojas de la burguesía al denunciar insistentemente el terror policiaco, la islamofobia y el genocidio en Gaza. Las invectivas del ala derecha del NFP no son banales; auguran el papel que desempeñará el frente popular en el próximo periodo, probablemente sin el ala melenchonista de LFI: capitulará a cada paso en las cuestiones clave de la seguridad, los quartiers, Palestina y la guerra en Ucrania. Así es como el NFP, o lo que quede de él, seguirá allanando el camino al RN de cara a las elecciones presidenciales de 2027.

Los trabajadores más conscientes y las organizaciones de extrema izquierda critican la unidad de LFI con “amigos del pueblo” como Hollande. Pero la realidad es que el punto de partida de Mélenchon, al igual que Hollande, es proteger la república imperialista francesa, y para Mélenchon esto es infinitamente más importante que el destino de los trabajadores, los quartiers o el pueblo palestino. Es por esta razón —la defensa del orden republicano liberal— que Mélenchon fue capaz de sacar del basurero de la historia cadáveres fétidos como Hollande. Y es por eso que llama a apoyar a los macronistas y los candidatos de los Républicains derechistas que estén en mejor posición que LFI contra el RN, porque ve a este último como un peligro para la imagen internacional del imperialismo francés.

La repugnancia por el nido de víboras del NFP es muy real. A pesar de ello, muchos izquierdistas piensan que primero hay que parar al RN en las elecciones y que el NFP es el único medio disponible para lograrlo. Así, pese a sus intenciones alimentan el voto por el RN.

Cómo organizar la lucha contra el RN

Entonces, ¿qué se puede hacer para detener a la reacción? Debemos empezar de inmediato a construir un polo proletario que luche por movilizar a la clase obrera por sus propios intereses. Pero ello requiere una ruptura de izquierda con los melenchonistas. Tomemos la defensa de los quartiers. Dicha defensa, es decir, la lucha contra la opresión y la segregación racista de las minorías, es la clave para unificar a la clase obrera como fuerza independiente contra los capitalistas. El podrido imperialismo francés es incapaz de integrar a la juventud de origen inmigrante, condenada a la miseria y a la segregación en los quartiers. Para mantener a la clase obrera dividida y débil, la burguesía apunta sobre todo contra la minoría musulmana como el enemigo interior al que hay que destruir. Utilizando esta división, la burguesía rebaja las condiciones de vida y de trabajo de toda la clase obrera.

Por eso, para comenzar la lucha por unificar a la clase obrera y organizar su autodefensa contra la burguesía, se requiere la defensa activa de los quartiers contra la escalada represiva racista que une a Fabien Roussel, jefe del PCF, con Macron y Bardella. Es necesario movilizarse por la amnistía para los jóvenes que se sublevaron el año pasado tras el asesinato policiaco de Nahel Merzouk, para liberar a los que siguen en prisión y borrar las condenas de sus antecedentes penales. A su honra, hace un año Mélenchon se negó a llamar al orden y denunció el terror racista de los policías. Pero luego, ante la represión masiva, ¡se negó a hacer nada en defensa de los miles de jóvenes encarcelados! ¿Por qué? Porque en el contexto actual, defender a estos jóvenes que atacaron símbolos de la república —comisarías, ayuntamientos, escuelas— significaría poner en cuestión el republicanismo.

En cuanto a Palestina, el papel de los melenchonistas fue encadenar el movimiento a la estrategia impotente de apelar a la ONU y promover una intervención del imperialismo francés más activa e independiente de los estadounidenses, con un fin supuestamente pacífico. Mélenchon nunca irá más lejos porque la liberación nacional palestina frente al estado sionista sería un golpe muy serio a la dominación imperialista en la región, incluido el papel desempeñado por el imperialismo francés. El debilitamiento del imperialismo y la liberación de Palestina están manifiestamente en el interés de todos los trabajadores y las minorías de Francia. También es necesario exigir el retiro de las tropas francesas del Líbano, en oposición directa al programa presidencial de Mélenchon y del NFP.

Si Mélenchon es tan incoherente en sus declaraciones antiimperialistas y antirracistas, es porque sigue siendo un ferviente partidario del papel “civilizador” del imperialismo francés y del “laicismo republicano” totalmente dirigido contra la minoría musulmana. Es particularmente necesario exigir la derogación de la ley de 2004 que prohíbe el velo, así como la prohibición de la abaya. Debemos luchar para que se retiren todos los cargos contra los activistas pro palestinos acusados de antisemitismo y “apología del terrorismo”.

¿Las jubilaciones? Mélenchon se esforzó por dar un aura de combatividad a los burócratas sindicales traidores mediante un cierto radicalismo verbal (“¡Hay que bloquear todo!”). Siempre lo hizo en un marco aceptable para la burguesía, y escrupulosamente respetado por los burócratas sindicales, caracterizado por huelgas que nunca afectaron seriamente ninguna rama de la economía y por movilizaciones festivas impotentes (ver “Palestina, quartiers, jubilaciones: LFI paraliza las luchas”, Le Bolchévik nº 234, diciembre de 2023).

Ni los sindicatos ni la extrema izquierda han sacado ninguna lección de estas derrotas que contribuyeron enormemente al debilitamiento del movimiento obrero y al ascenso vertiginoso del RN. Y la lección central es ésta: el imperialismo francés en pleno declive debe atacar cada conquista obtenida por los trabajadores. Ganar incluso las reivindicaciones más modestas de los explotados, ya sea la jubilación a los 60 años o un aumento significativo del salario mínimo, exige doblegar a los capitalistas. Pero tal perspectiva es absolutamente tabú para los melenchonistas y los burócratas, quienes consideran por el contrario que el dominio de la burguesía es una ley universal.

La tarea central hoy día es construir polos de oposición en los sindicatos como núcleos de una futura dirección revolucionaria, basada en los intereses de la clase obrera y el poder obrero. Para reconstruir la fuerza de los sindicatos, es necesario volver a los métodos de lucha de clases de los que reniegan desde hace años los burócratas sindicales, los melenchonistas y todos los dirigentes actuales del movimiento obrero en nombre de la competitividad del capitalismo francés: piquetes de huelga que nadie se atreva a cruzar, fondos de huelga para atenuar las dificultades financieras de los huelguistas, campañas de sindicalización que integren a los trabajadores temporales y subcontratados en torno a la reivindicación de igualdad de condiciones para todos, la unificación sindical, etc.

Contra todos los componentes del NFP (incluido el NPA-A de Besancenot/Poutou), no sólo debemos oponernos a la OTAN, sino crucialmente a la Unión Europea (UE), la principal herramienta actual de los imperialistas franceses para atacar a los trabajadores en casa y saquear las economías de los países más pobres de Europa. Los trabajadores están plenamente conscientes de que a través de la UE les están robando los bolsillos. La capitulación de la extrema izquierda ante los liberales respecto a la UE contribuye a empujar a una parte de estos trabajadores a los brazos de Bardella y su demagogia soberanista. Lo que está en juego con la guerra en Ucrania es quién la saqueará y oprimirá: la burguesía rusa o los imperialistas occidentales. El apoyo a los esfuerzos bélicos de la OTAN y la UE se opone a los intereses del proletariado, ya sea aquí o en Ucrania. El único resultado favorable para los trabajadores es luchar por transformar esta guerra reaccionaria en una guerra civil contra los oligarcas rusos por un lado y los lacayos ucranianos del imperialismo por el otro.

El fracaso de las campañas de extrema izquierda

Obviamente, las candidaturas independientes de la extrema izquierda no iban a ganar las elecciones, pero podrían haber sido un factor prometedor para el futuro si se hubieran utilizado para unir y centrar nuestros esfuerzos en proporcionar a los obreros una vía de lucha independiente contra el RN opuesta al Frente Popular. Más allá de las elecciones, ello podría haber sentado las bases para rearmar a los trabajadores contra la reacción en el tumultuoso periodo que se avecina.

Por estas razones, llamamos a Lutte ouvrière, al NPA-R y a Révolution permanente a formar un bloque obrero al nivel nacional y en ruptura con el Frente Popular (carta abierta de la LTF, 11 de junio). RP hizo un esfuerzo mínimo al proponer “un frente electoral de independencia de clase” a las mismas organizaciones. El NPA-R hizo un esfuerzo más consecuente para llegar a un acuerdo con LO. Renunció a hacer campaña por sus propios candidatos en 46 distritos electorales, y desde el principio llamó a votar por LO en todas partes excepto en los 29 distritos donde hacía campaña. Propuso un eje correcto de oposición al frente popular para una campaña unitaria: “Lo importante para nosotros es mostrar que nos oponemos al Frente Popular, porque su política es totalmente contraria a la nuestra. Lo importante es afirmar la existencia de una corriente comunista, revolucionaria e internacionalista” (carta a LO, 12 de junio). LO rechazó cualquier alianza.

RP sólo presentó un candidato en un distrito de Seine-Saint-Denis [departamento popular en las afueras de París], que el frente popular estaba seguro de ganar. Tres días antes de las elecciones, RP finalmente llamó a votar por LO de dientes para afuera (una breve frase al final de un artículo en Internet) en las 549 circunscripciones en las que LO presentó candidatos y RP no. Por nuestra parte, dado que nuestros esfuerzos por una campaña unitaria fracasaron, llamamos a votar indistintamente por los tres (declaración de la LTF, 19 de junio) e hicimos campaña activa por ellos.

El sectarismo de LO saboteó la posibilidad de una campaña unitaria de la extrema izquierda y socavó su propia campaña. El resultado fueron campañas simbólicas y descoordinadas que competían entre sí. Las campañas se relegaron así a la marginalidad y cosecharon el resultado electoral que habían sembrado. Esta irrelevancia fue incluso proclamada de antemano por LO, que había respondido a la propuesta del NPA-R: “No estamos en condiciones de influir en lo más mínimo en la situación política actual, ni juntos ni por separado. Más vale que cada uno haga su campaña como mejor le parezca” (carta de LO al NPA-R, 11 de junio). He aquí una declaración de bancarrota política total, como si el programa comunista revolucionario no tuviera nada que ofrecer a los trabajadores aquí y ahora.

Dicho esto, el verdadero obstáculo para un bloque proletario de estas tres organizaciones fue que ninguna intentó utilizar la campaña para impulsar una ruptura con LFI, la columna vertebral del Frente Popular. El candidato de RP, Anasse Kazib, socavó también su propia campaña al declarar explícitamente el 19 de junio: “No estamos aquí para oponernos al frente popular, eso no es lo que motivó nuestra candidatura”. Entonces, ¿por qué hacer una campaña propia? El único atractivo de la campaña de Kazib era precisamente que se oponía formalmente al frente popular.

En cuanto al NPA-R, su carta del 12 de junio a LO estaba desafortunadamente muy a la izquierda de su campaña en el terreno. El NPA-R no tuvo ningún problema en denunciar las traiciones de antiguos primeros ministros y presidentes “socialistas” como Hollande, Jospin o Mitterrand. Lo que no pudo hacer fue abordar lo que hace popular a Mélenchon entre los jóvenes de los quartiers y los activistas pro palestinos. Hasta que no lo haga, no podrá ni siquiera empezar a mermar la autoridad política de Mélenchon. Además, la posición del NPA-R de apoyar a Ucrania en una guerra que es reaccionaria por ambas partes lo sitúa en el mismo pantano pro imperialista que el NFP.

En su reunión de campaña del 22 de junio en París, LO insistió correctamente en que el NFP está allanando el camino al RN. También critica correctamente el papel de los melenchonistas en la rehabilitación de figuras de la izquierda del pasado, por ejemplo calificando a LFI de especialistas en “renovaciones de fachada”. Pero LO obviamente no podía atacar los puntos fuertes de Mélenchon, especialmente en la cuestión de los quartiers que ha construido la hegemonía de LFI en las banlieues [suburbios populares] de todo el país, ya que la línea de LO sobre esta cuestión está de hecho a la derecha de Mélenchon (ver Le Bolchévik nº 235, mayo de 2024). Ni LO ni el NPA-R ni RP son capaces de atacar concretamente el papel traicionero de los melenchonistas como fuerza política central, junto a la burocracia sindical, que ha paralizado las luchas obreras durante todo el periodo pasado. Y como la fuerza más izquierdista y con más autoridad entre los trabajadores y los oprimidos, LFI seguirá paralizando estas luchas.

LO concluyó su campaña rutinista de manera lamentable negándose explícitamente a desempeñar un papel de vanguardia contra el NFP, declarando para la segunda vuelta: “Quienes votaron por Lutte ouvrière pueden querer votar por un candidato del Nuevo Frente Popular contra el RN. Si es así, pueden hacerlo sin pena” (1° de julio). Claramente, “el campo de los trabajadores” [autodescripción recurrente de LO] estaba diseñado para desbandarse al cierre de las urnas de la primera vuelta.

La capitulación del NPA-R fue aún más explícita:

“Sin embargo, en los lugares en los que una candidatura de LFI o del PCF se presente contra el RN, o excepcionalmente cuando la candidatura de otro partido de izquierda lo justifique, llamamos a votar por estos candidatos. Lo hacemos sin confiar en la política impulsada por la alianza electoral del Nuevo Frente Popular, pero en solidaridad con los electores que así lo desean, y quienes a menudo son compañeros de lucha”.

—Comunicado, 1° de julio

Camaradas del NPA-R, ¿cómo pueden conciliar esto con sus propias declaraciones de campaña de que “lo importante para nosotros es demostrar que nos oponemos al Frente Popular” o “40 años de frente republicano = 40% para el RN”?

Al día de hoy, RP ya ha publicado dos artículos sobre los resultados de la primera vuelta. En uno de ellos hay una discreta referencia al final de una página a un artículo de 2017 contra el frente republicano, ¡pero evitan cuidadosamente dar cualquier instrucción de voto para hoy! Esto en sí mismo es una capitulación al NFP. Esperamos que RP se reoriente, pero la campaña de Kazib deja poco espacio para el optimismo.

Un programa de lucha contra el RN

Esta campaña ha mostrado el estado de debilidad y la desorientación política de la extrema izquierda. El movimiento obrero y los oprimidos se enfrentarán a ataques muy violentos en el futuro inmediato. Es necesario cambiar de rumbo de forma fundamental y urgente. Para empezar ahora mismo a construir polos de oposición que proporcionen una dirección alternativa a los melenchonistas y a los burócratas sindicales, proponemos las siguientes consignas a los activistas de extrema izquierda:

  • ¡Expropiar los bancos!
    ¡Por una economía planificada para reindustrializar el país!
  • ¡Abajo la OTAN y la UE!
    ¡No a la ayuda militar a Ucrania!
    ¡Abajo el imperialismo francés!
  • ¡Liberación palestina!
    ¡Abajo los cargos contra los militantes pro palestinos!
  • ¡Defensa de los quartiers!
    ¡Amnistía para todos los jóvenes encarcelados tras la revuelta de 2023!
  • ¡Abajo las leyes contra el “separatismo” y la inmigración!
    ¡Plenos derechos de ciudadanía para todos los inmigrantes!
  • ¡Abajo las prohibiciones contra el velo y la abaya!
  • ¡Por la independencia socialista kanak!
    ¡Libertad para todos los militantes kanak!
¡Por el poder obrero!