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La siguiente carta fue entregada a la Misión Permanente de la República Popular China ante la ONU.

1º de mayo de 2025

Estimados camaradas,

En el contexto de la actual campaña de agresión económica, política y militar del gobierno de Trump, la Liga Comunista Internacional defiende firmemente a la República Popular China. La agresión imperialista de EE.UU. contra China no es sólo una daga que apunta al pueblo chino, sino una amenaza a las condiciones económicas y sociales de todo el proletariado internacional.

Como auténticos trotskistas, creemos que es el deber de todos los comunistas oponerse a los ataques estadounidenses contra China y defender incondicionalmente las conquistas de la Revolución de 1949. Aunque nuestras fuerzas son pequeñas, nos mantenemos firmes en nuestra determinación de luchar por esta causa desde los centros imperialistas hasta los países del Sur Global.

Hoy estamos con China del mismo modo que luchamos con todas nuestras fuerzas contra las contrarrevoluciones en la Unión Soviética y Europa Oriental a finales de los años 80 y principios de los 90. Es de la mayor importancia que la catástrofe que abatió a la Unión Soviética no se repita en la RPCh. Desde este punto de vista, y extrayendo las lecciones de nuestra propia experiencia, escribimos esta carta. Principalmente, nos preocupa que la actual política seguida por el Partido Comunista de China repita los errores cometidos por el Partido Comunista de la Unión Soviética.

1) Sólo la clase obrera internacional puede defender a China

Estamos firmemente convencidos de que, para defender a la RPCh, la clase obrera internacional y los pueblos oprimidos del mundo son los únicos aliados verdaderamente fiables. Creemos que existe un grave peligro en depositar la más mínima fe en las instituciones internacionales multilaterales que fueron creadas por Estados Unidos y que siempre estarán comprometidas con los intereses capitalistas. Las potencias europeas, Japón y otros aliados cercanos de EE.UU. pueden parecer hoy críticos del gobierno de Trump, pero cuando el jefe dé la orden todos se cuadrarán.

En cuanto a Rusia y los países del Sur Global, bien pueden tener un interés material en reforzar sus lazos económicos con China. Sin embargo, todos ellos están gobernados por camarillas capitalistas o burocráticas que siempre antepondrán sus propios intereses reaccionarios a los de la clase obrera. Si tienen que elegir entre el imperialismo estadounidense y el socialismo, elegirán el primero. La RPCh no debe confiar en estos amigos poco fiables. Debe recurrir a los trabajadores.

En el Pacífico, los imperialistas tratan de cercar a China, azuzando provocaciones respecto a Taiwán. Debemos hacer un llamado a los obreros y los campesinos de la región para que formen un frente único antiimperialista. Los pueblos de Asia Oriental tienen una causa común en la oposición al imperialismo japonés y occidental. No hay mejor manera de socavar los designios reaccionarios de Estados Unidos que erigir a la RPCh como un faro de la liberación nacional y social.

En el Medio Oriente, creemos que en lugar de invocar el “derecho internacional” —que siempre ha sido el derecho de los bandidos— la RPCh debería desempeñar un papel proactivo en ayudar a las luchas de los pueblos para liberarse de la dominación imperialista. La RPCh debería proporcionar urgentemente un amplio y completo apoyo material a la lucha palestina. Tales actos concretos de solidaridad internacional seguramente ganarían millones de partidarios en todo el mundo musulmán. Además, un golpe a los designios estadounidenses en Asia Occidental socavaría fundamentalmente el redireccionamiento estadounidense hacia el Asia Oriental.

Al formular las recomendaciones anteriores, no pretendemos hacer ningún descubrimiento independiente. Más bien, simplemente tratamos de aplicar a las condiciones actuales la política seguida por Lenin tras la Revolución de 1917. Su respuesta al cerco imperialista y a las amenazas contrarrevolucionarias fue fundar la Comintern y congregar a los trabajadores del mundo en torno a la gran causa de la emancipación proletaria internacional.

2) El mayor peligro es interno

No debemos olvidar nunca que la Unión Soviética fue derrotada no por el cañón del fusil, sino por los defectos internos del régimen. La RPCh ha dado pasos de gigante en sus proezas tecnológicas, industriales y militares, que le han dado la capacidad de resistir la agresión imperialista. Sin embargo, cuando se trata del frente interno, la RPCh se encuentra en una situación mucho más vulnerable. En este sentido, estamos de acuerdo con la siguiente advertencia de Mao Zedong:

“Los imperialistas y los reaccionarios internos jamás se resignarán a su derrota, y forcejearán hasta el fin. Aun después de establecida la paz y el orden en todo el país, continuarán sus actividades de zapa y provocarán disturbios recurriendo a mil medios; a diario y en todo momento tratarán de montar su restauración en China. Esto es inevitable y está fuera de toda duda; nunca debemos relajar nuestra vigilancia”.

—“¡El pueblo chino se ha puesto en pie!” (21 de septiembre de 1949)

En la actualidad, la clase capitalista china ejerce una gran influencia económica y política. El crecimiento de esta clase supone una amenaza directa para la supervivencia de la República Popular. Sus palabras de “lealtad” no deben hacernos perder de vista que tratarán de montar su restauración. Además, las relaciones económicas capitalistas han exacerbado la injusticia, la explotación y la corrupción en China. Esto ha alienado al proletariado, columna vertebral de la RPCh.

Contra este creciente cáncer de división interna, propugnamos las siguientes medidas:

  • Hay que expropiar a los capitalistas nacionales y poner toda la industria bajo control estatal.
  • Los funcionarios del partido no deben recibir una remuneración superior a la del trabajador medio.
  • Los trabajadores deben tener un control democrático sobre la industria y el estado, con plena libertad para expresar sus opiniones y diferencias.

Para ser efectivas, estas medidas no deben depender de la autosuficiencia nacional, sino que deben formar parte de un plan de construcción socialista internacional. La RPCh debe coordinar su plan económico con las necesidades y las aspiraciones de los trabajadores del Sur Global. Debe enfrentarse directamente el dominio del sistema del dólar estadounidense en el mundo. Al mismo tiempo, es importante tender una mano a los trabajadores de los países imperialistas y apoyarlos en sus luchas contra nuestro enemigo común. La suma de estas políticas socavará las fuerzas contrarrevolucionarias internas, reforzará la solidaridad internacional de la clase obrera e impulsará la prosperidad económica común.

Por último, debemos abordar la cuestión nacional dentro de China. No cabe duda de que los imperialistas siempre han tratado de manipular el nacionalismo y el regionalismo para subyugar a la nación china. Sin embargo, la respuesta a las aspiraciones nacionales de uigures y tibetanos no debe ser la represión y la cooptación. Tal política sólo puede empujar a estos pueblos a los brazos de la contrarrevolución. Debemos mirar hacia atrás a los primeros días del PCCh, cuando defendía el derecho a la autodeterminación. Lenin nos enseñó que la unidad entre los pueblos sólo puede forjarse oponiéndose a toda forma de opresión nacional. Sólo concediendo el derecho a la autodeterminación se puede construir la verdadera unidad socialista contra el imperialismo.

Por supuesto, nuestras propuestas requerirán un combate dentro del partido y en toda la RPCh. Pero si se basa en las luchas y las aspiraciones de la clase obrera, la victoria está asegurada. Éste no es sólo el camino correcto, sino el único.

  • ¡Abajo el imperialismo estadounidense!
  • ¡Defendamos la República Popular China!
  • ¡Proletarios del mundo, uníos!

Saludos comunistas,
G. Perrault Por el Secretariado Internacional Liga Comunista Internacional (Cuartainternacionalista)