https://iclfi.org/spartacist/es/44/editorial
En nuestro último número de Spartacist, advertimos que se avecinaban tiempos difíciles. Echando un ojo al mundo ahora mismo, ese pronóstico no podría haber sido más cierto. Está claro para todos que con la elección de Donald Trump el mundo está experimentando grandes cambios. Lo que no está claro es por qué y qué hacer al respecto. Este número de Spartacist es fruto del último pleno del Comité Ejecutivo Internacional de la LCI. El propósito del pleno y de este Spartacist, en particular el memorándum principal “El imperio de EE.UU. aprieta las tuercas”, es abrirse paso a través de toda la confusión e histeria que se ha desatado desde la elección de Trump, haciendo un balance de la situación mundial cambiante, explicando cómo estos cambios reflejan las necesidades del imperialismo estadounidense y orientando a los revolucionarios en este periodo actual.
Los gobernantes imperialistas estadounidenses están a la ofensiva, empeñados en apuntalar su cada vez más débil posición global. Para ello, están destrozando el orden mundial liberal anterior, presionando a su clase obrera en casa, a sus aliados y al Sur Global y poniendo sus miras en la guerra contra China. Con todo esto en el horizonte, la pregunta que se plantea es: ¿será derrotado el imperialismo estadounidense o se le permitirá desatar la devastación entre la clase obrera y los oprimidos del mundo? La respuesta a esto depende de la orientación del movimiento obrero en el próximo periodo.
Frente al embate imperialista yanqui en todos los frentes, nosotros planteamos que la clase obrera debe adoptar una posición defensiva. Los trabajadores de todo el mundo deben prepararse para el impacto y librar luchas defensivas para proteger sus medios de subsistencia y asegurarse de que los gobernantes estadounidenses no le quiten a la clase obrera más de lo que ya han hecho. Con esto en mente, es esencial que la izquierda salga de su burbuja académica pequeñoburguesa, donde la mayoría de las organizaciones marxistas tienen su base, y vayan a la clase obrera. Los trabajadores necesitan dirigentes que realmente puedan prepararlos para los ataques que se avecinan y dirigir sus luchas hacia la victoria. Voltear hacia la clase obrera es una perspectiva clave para la LCI. Como un reflejo de esto, tuvimos un panel en el pleno sobre nuestro modesto pero importante trabajo en los sindicatos.
Ahora mismo, la clase obrera arrastra el peso de las divisiones en función de raza, nacionalidad, sexo, etc., las cuales son facilitadas por la burguesía y reforzadas por la traicionera dirección sindical para asegurarse de que cuando las cosas vayan de mal en peor, la clase obrera se haga trizas en lugar de luchar contra la fuente de toda su miseria: el imperialismo yanqui. Es imperativo que la izquierda combata estas divisiones, conectando la lucha contra la opresión especial con la lucha de la clase obrera. Las personas trans son un blanco especial de la reacción y el movimiento está confundido por la traición de los liberales. El artículo “Liberación transgénero: Traición liberal y respuestas marxistas” (página 60) es una contribución para reorientar este movimiento dotándolo de un programa marxista.
En el Sur Global, donde no hay mucha tela de donde cortar, una ofensiva de Estados Unidos tendrá consecuencias devastadoras que probablemente provoquen grandes explosiones sociales. En muchos países, basta una chispa para que surjan estallidos masivos. La cuestión es: ¿estarán éstos dirigidos contra los imperialistas o los trabajadores voltearán sus armas unos contra otros? Todo depende de la cuestión de la dirección. Nuestro trabajo consiste en contraponer una estrategia proletaria antiimperialista a la de la burguesía nacional, la cual, independientemente de su postura, siempre frenará la energía revolucionaria de las masas. Voltear hacia el Sur Global es otra de nuestras orientaciones en el próximo periodo. Tomando esto en consideración, nuestro pleno incluyó un panel sobre nuestro trabajo en el Sur Global, con varias contribuciones que aparecen en este número de Spartacist.
El Medio Oriente está siendo sacudido por conflictos explosivos. El principal ha sido, obviamente, el genocidio de los palestinos por Israel. El artículo “Después del 7 de Octubre: ¿Dónde estamos ahora?” hace un balance de la lucha palestina y muestra cómo sus dirigentes han llevado al movimiento a la derrota. Gaza ha sido diezmada y Netanyahu no tiene previsto renunciar a su guerra genocida. El movimiento pro palestino debe reagruparse radicalmente. Las estrategias de Hamás, del Eje de la Resistencia y de los movimientos internacionales de protesta no pueden detener el genocidio sionista porque se basan en ilusiones en los regímenes musulmanes y en vanos llamados a la “comunidad internacional”, y no en la lucha de clases.
El bombardeo de Irán por Israel había ya abierto un nuevo frente en el frenesí genocida del estado sionista. En nuestro artículo “Obreros: Apoyen a Irán y Palestina” explicamos por qué defender a Irán está en el interés del proletariado internacional. La intervención directa de Estados Unidos contra Irán hace aún más urgente la necesidad de que las fuerzas revolucionarias en el mundo entero impulsen una estrategia antiimperialista coherente en defensa de Irán, contra los imperialistas yanquis y sus esbirros sionistas. Si EE.UU. se sale con la suya y pulveriza Irán, el imperialismo estadounidense no se detendrá ahí: no serán sólo las masas del Medio Oriente las que pagarán el precio, sino todos los trabajadores y los oprimidos del mundo, comenzando por América Latina y todo el Sur Global.
Ahora que Estados Unidos tiene a China en su mira, la defensa de la República Popular es más necesaria que nunca. Pero, como expone el artículo “China: No hacer nada es perder”, esto requiere luchar contra la estrategia del Partido Comunista de China (PCCh) de aferrarse al moribundo orden mundial liberal. En este sentido, hemos escrito una carta abierta al PCCh que traza un programa sobre la mejor manera de defender al estado obrero.
América Latina está en la primera línea de los ataques de Trump. En México , la clase obrera está siendo adormecida por sus dirigentes, que predican que hay que unirse al gobierno y la burguesía nacional, quienes no dudarán en venderlos a Trump cuando llegue el momento. En Argentina, Trump está mirando al régimen de Milei como el tipo de terapia de choque que le gustaría aplicar al resto del mundo neocolonial. Pero los sindicatos peronistas están saboteando la lucha contra Milei y el imperialismo, y la izquierda se niega a librar un combate real dentro de la clase obrera para luchar por una dirección diferente.
La tercera orientación principal de la LCI es hacia la izquierda marxista. En su presentación ante el pleno , el camarada Perrault explicó cómo “es esencial situar a nuestra pequeña internacional en el contexto político y comprender cómo podemos avanzar en nuestros objetivos más amplios partiendo de las condiciones objetivas actuales”. La izquierda marxista mundial es débil, está desacreditada y a menudo tiene poca influencia en las luchas de la clase obrera. La razón principal es que, durante el periodo postsoviético, no centró sus tareas en la lucha contra el orden mundial liberal estadounidense. En el periodo actual de ofensivas imperialistas, esta tarea sigue siendo esencial para la lucha de los oprimidos y para forjar la unidad revolucionaria entre los marxistas.
¡Hacia una IV Internacional reforjada!