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Trump está arremetiendo contra México con aranceles del 25 por ciento. Aunque han sido aplazados porque Sheinbaum aceptó reforzar la Guardia Nacional en la frontera norte, esto promete ser apenas el inicio de una serie de ataques —hoy se anunciaron aranceles globales a las importaciones de acero y aluminio—. Trump está decidido a exprimir aún más a su principal semicolonia acabando con el statu quo de décadas de “libre” comercio. Estos aranceles y el plan general de Trump golpearán severamente a la economía mexicana, trayendo inflación, despidos, recortes salariales, reducción de los programas sociales, etc. ¡No hay tiempo que perder! Lo que se plantea de la manera más urgente es la defensa de México. La pregunta es: ¿qué estrategia puede responder exitosamente a Trump?
Para proteger la economía y hacer frente a Trump, Sheinbaum planea imponer aranceles a los productos estadounidenses. Si bien ésta sería una medida de defensa de la economía del país, esto tendría consecuencias negativas tanto para las masas mexicanas como para los trabajadores al norte de la frontera. Un genuino gobierno antiimperialista tomaría medidas para atacar la propiedad en México de los imperialistas, pero limitando el impacto sobre los obreros estadounidenses. Ellos también tienen interés en luchar contra sus patrones imperialistas y debemos fomentar la lucha común. Proponemos: ¡Nacionalizar un millón de pesos en activos de las compañías imperialistas por cada trabajador despedido! Como medida elemental de independencia, que la riqueza de México se quede aquí: ¡Expropiación del sector energético y las minas sin compensación! Para enfrentar la extorsión financiera de los imperialistas y asegurar la subsistencia del pueblo: ¡Expropiar los bancos! ¡Repudiar la deuda!
La apuesta de Sheinbaum es desarrollar al país a través del “Plan México”. Este plan limita las relaciones con China en apoyo del imperialismo estadounidense y su guerra comercial, a cambio de fomentar ciertos sectores de la industria nacional bajo el amparo del T-MEC. Pero son los más de 30 años de tratado de libre comercio los que han conducido a esta situación de profunda subyugación y vulnerabilidad a los chantajes imperialistas. Para minar el control estadounidense de la economía nacional, un verdadero gobierno antiimperialista fortalecería sus relaciones comerciales con China. Ésta quiere vender maquinaria y productos que necesita México, así como invertir en infraestructura necesaria. La única razón por la que esto no sucede es por complacer a los imperialistas. ¡Maquinaria china para el campo mexicano! ¡Por un plan de obras públicas bajo supervisión de los trabajadores de ambos países! México debe tener control sobre su comercio exterior: ¡Abajo el T-MEC!
Trump ha declarado que los cárteles son organizaciones terroristas. Esa orden ejecutiva es una daga dirigida contra todo aquél que se atreva a enfrentar a los imperialistas, y contra el propio gobierno populista mexicano (al que Trump acusa de estar en alianza con el narco). Mientras tanto, este gobierno continúa permitiendo el ingreso de militares y agentes estadounidenses al país y colaborando con el imperialismo en labores de seguridad. Esta conciliación sólo puede sabotear la lucha contra el yugo imperialista. ¡Todas las fuerzas imperialistas fuera de México! Las amenazas de Trump están dirigidas contra todo el continente: aranceles, deportaciones masivas, retomar control del Canal de Panamá, sanciones hambreadoras contra Cuba y Venezuela, etc. Un gobierno que realmente busque combatir estas depredaciones debe movilizar y unificar a las masas latinoamericanas, en contraposición a los varios lacayos nacionales que piensan que pueden obtener un mejor trato con los imperialistas socavando la libertad de sus países. ¡Por un frente único antiimperialista de las Américas para luchar contra Trump! Este frente haría hasta lo imposible por movilizar a los trabajadores de EE.UU. y Canadá en contra de los fuertes vientos de reacción y en oposición a los desacreditados liberales. Se necesita una alianza revolucionaria de las masas trabajadoras mexicanas con los obreros estadounidenses, canadienses y quebequenses para luchar por un plan de industrialización de la región y por la liquidación de la opresión nacional de México y Quebec.
La “unidad nacional” que impulsa Sheinbaum no tiene nada que ver con la estrategia delineada arriba. Se basa en encadenar la lucha contra los imperialistas a la burguesía nacional que, por ahora, la respalda. Pero los grandes capitalistas mexicanos están completamente atados al imperialismo estadounidense. Más temprano que tarde se verán forzados a buscar un acuerdo, incluso si éste significa arrastrarse a los pies de Trump y vender al país. En la medida en que los ataques imperialistas golpeen la economía nacional, que se detenga el flujo de inversión extranjera o que el presupuesto gubernamental ya no alcance, Sheinbaum y el Morena sentirán una presión creciente por parte de la burguesía nacional para conciliar a Trump. Aquéllos que quieran luchar contra la opresión imperialista deben voltear al poderoso proletariado mexicano y buscar ponerlo en movimiento. Ésta es la única fuerza capaz de unificar a los oprimidos tras de sí en la lucha por la emancipación nacional y social —no sólo en México, sino a lo largo de América—.
En este contexto de ataques de Trump, diversas organizaciones sindicales —como los mineros, la UNT y el Congreso del Trabajo— están convocando a una Convención Nacional de Trabajadores con el propósito de remendar el T-MEC y respaldar las políticas del gobierno de Sheinbaum. Efectivamente, una convención obrera es urgente, pero no para sumarse a una estrategia que es un callejón sin salida para la lucha antiimperialista sino para organizar a los trabajadores de manera independiente. La tarea más inmediata es la preparación de huelgas defensivas contra los despidos y los recortes salariales que se vienen. Pero los actuales dirigentes de la clase obrera jamás llevarán a cabo tales luchas por iniciativa propia. Ya sea en Matamoros, Audi o Lázaro Cárdenas, éstos se han erigido una y otra vez como un obstáculo enorme a la victoria del proletariado en contra de los patrones chupasangre, alinéandose al programa de conciliación de los populistas. En estas semanas de “respiro”, hay que poner en pie un Comité Nacional de Lucha que construya fondos suficientes y coordine las huelgas. ¡Si un sindicato se va a huelga que todos los demás lo hagan! Si dejamos pasar estos ataques sin respuesta y los despidos llegan a extenderse, las condiciones de lucha serán mucho más difíciles después.
Sheinbaum nos dijo por meses que Trump no cumpliría sus amenazas. Era fácil para ella responder a las provocaciones verbales de Trump cuando éste todavía no había asumido como presidente. Pero es algo muy diferente enfrentar ataques reales: el gobierno mexicano se encuentra en pánico y sin saber qué hacer. Los populistas pensaban ilusamente que el “idilio” lopezobradorista de “prosperidad compartida” continuaría muchos años más. Pero Trump ha pasado a la ofensiva y demostrado quién manda. Sheinbaum y Morena son un obstáculo a cualquier medida significativa en defensa de México y no podemos confiar en ellos. Un plan verdaderamente antiimperialista, a diferencia de las medias tintas de Morena, mostrará que son las masas trabajadoras las que deben tomar en sus manos las riendas de este país. ¡Por un gobierno obrero y campesino!