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En el verano de 2024, los mineros de Lázaro Cárdenas estallaron en huelga contra ArcelorMittal para defender sus condiciones de vida y trabajo. Los combativos mineros mantuvieron su huelga por casi dos meses, hasta que fueron traicionados por su dirección sindical que puso fin a la huelga sin que hubieran logrado sus reivindicaciones. El Grupo Espartaquista de México intervino en cada etapa para exacerbar la contradicción entre las necesidades de los obreros y las acciones de sus líderes actuales, para mostrar que una dirección socialista auténtica es necesaria. A continuación, publicamos dos de los cuatro volantes que distribuimos durante esta importante lucha de la clase obrera mexicana.
Mineros, para ganar: ¡Extender la huelga al puerto y la ciudad!
17 DE JULIO—Lázaro Cárdenas es el escenario de una batalla decisiva. La multinacional ArcelorMittal exprime más y más a los mineros aprovechando su mano de obra barata y calificada. La compañía está tratando de aplastar la lucha de estos trabajadores porque quiere mantener las condiciones de superexplotación y saqueo. Ante esto, los mineros de la sección 271 están luchando con uñas y dientes contra los despidos masivos y por defender y mejorar sus condiciones básicas de vida y trabajo. Los casi dos meses de esta huelga han causado tremendas pérdidas para los patrones y perturbado a la región entera, incluyendo las cadenas de producción y suministro de los imperialistas yanquis —quienes son los principales opresores del proletariado mexicano—. En particular, el trabajo de los mineros de Lázaro Cárdenas es esencial para la producción automotriz en EE.UU. Esto muestra el inmenso poder social que tienen estos obreros para responder y dar un buen golpe a los imperialistas. Para ganar esta huelga y avanzar los intereses del proletariado mexicano en contra de toda opresión, se necesita conectar las demandas inmediatas con la lucha más amplia para arrancar de raíz a la principal causante de estas condiciones: la subyugación nacional de México. ¡Hacer de la huelga una lucha antiimperialista!
Para esto y para asegurar la victoria de la huelga, el sindicato minero necesita urgentemente escalar su lucha al siguiente nivel, ¡extender la huelga y parar todo Lázaro Cárdenas! Las necesidades de los trabajadores están claras. El sindicato debe luchar por ellas y movilizar a la población para: ¡Nacionalizar la industria minera, sin pagar un centavo de indemnización a estos ladrones! ¡Cancelar la deuda externa! ¡Abajo el T-MEC! El pueblo trabajador de esta ciudad, en particular el magisterio, ya ha mostrado simpatía por la huelga, y ciertamente tiene el interés de luchar por su victoria ya que ésta es una lucha contra las condiciones impuestas por los imperialistas que ellos mismos viven. Esto requiere confrontar a AMLO y su gobierno. La estrategia de López Obrador se basa en tratar de “satisfacer” a ambas partes, en reconciliar intereses irreconciliables de los trabajadores y los imperialistas. Como en la huelga de Audi, Obrador dice que es posible llegar a un acuerdo con la patronal… lo que significa bajar las exigencias de los obreros. La estrategia de la dirección del sindicato minero tampoco se basa en luchar en contra del imperialismo, y no está dispuesta a confrontar al gobierno de AMLO. Más bien, Gómez Urrutia ha estado ocupado haciendo campaña por Sheinbaum y celebrando su victoria. Con un simbolismo asqueroso, en medio de esta huelga, Sheinbaum acaba de asignar al represor de la huelga del 2006, Cárdenas Batel, a su gabinete.
La empresa declaró la guerra al despedir mil obreros y tratar de disolver el contrato colectivo. El resultado de esta huelga afectará el destino de todos los trabajadores de Lázaro Cárdenas, e incluso más ampliamente del país. Su derrota debilitaría al proletariado entero. Su victoria pondrá en mejor posición a toda la clase obrera para avanzar las luchas que están por venir. Para ganar esta batalla, llamamos al sindicato minero a luchar por:
- ¡Extender la huelga al puerto y la ciudad! Obreros portuarios, de Pemex, acereros: ¡A la huelga ya! Por líneas de piquete masivas en todas las industrias de Lázaro Cárdenas.
- Cumplimiento de todas las demandas de los mineros y reinstalación inmediata de los huelguistas y aquellos despedidos previo a este conflicto.
- ¡Control sindical de la salud y la seguridad en el trabajo! Son los obreros los que deben decidir si hay condiciones seguras para laborar y detener la producción cuando no las haya.
- Por un solo contrato colectivo para todos los mineros con los más altos salarios y prestaciones, sindicalizando también a los subcontratados. Las negociaciones separadas debilitan y dividen a los obreros.
Con el objetivo de movilizar la más amplia unidad posible, los mineros deben organizar comités de huelga para avanzar la lucha. Sus delegados deben ir principalmente a los trabajadores portuarios y petroleros, y también a los del ayuntamiento, el sistema de salud, el transporte y los camioneros, los maestros y otros sindicatos para parar la ciudad. Es hora de desencadenar la fuerza del proletariado mexicano.
Elecciones tras la traición
18 DE AGOSTO—La huelga de la sección 271 contra el gigante ArcelorMittal era una oportunidad perfecta para transformar una lucha económica y por mejores condiciones laborales en una lucha más amplia contra el saqueo y la miseria impuestos por los imperialistas. Los mineros tienen un inmenso poder social. Extendiéndose a los trabajadores del puerto y de la ciudad y a toda la población de LZC que sufre los atropellos de la opresión imperialista, la huelga pudo haber ganado y alterado la relación de fuerzas. Era necesario que la huelga atacara la raíz de la superexplotación de los mineros —la subyugación de México a los imperialistas—, avanzando así los intereses del proletariado y el pueblo mexicano en su conjunto.
Esto no ocurrió debido a la descarada traición perpetrada por la dirección sindical. Gómez Urrutia no puso un pie en LZC durante la huelga porque estaba ocupado apoyando a Morena y Sheinbaum en las elecciones y festejando su victoria. Cuando intervino fue para vender la huelga a través de un acuerdo fraguado a espaldas de los obreros. Un sector de los mineros quiso seguir luchando, pero la dirección del sindicato se opuso a ellos, les retiró los fondos de huelga y los amenazó con que perderían el trabajo. La dirección sindical se puso, efectivamente, del lado de los patrones. Así, los obreros terminaron cediendo y levantaron los piquetes.
Gómez Urrutia y AMLO se jactaron del papel que jugaron al imponer el traicionero acuerdo a los obreros. Éste es un reflejo de su programa populista que busca conciliar a los imperialistas y avanzar los intereses de la burguesía nacional. Es cierto que la combatividad y el poder de los mineros obligó a la patronal a dar concesiones. Sin embargo, no se tocó la verdadera fuente del problema (la opresión imperialista) y las causas que dieron origen a la huelga no se resolvieron. Existe división y desmoralización en las filas de la sección 271, mientras los patrones están envalentonados y amenazan con llevar la producción al Bajío no sindicalizado y otras represalias. Era posible cambiar la marea, pero eso no se logró; la posición del sindicato —y de la clase obrera de todo el país— respecto a los imperialistas y el gobierno de López Obrador se ha debilitado.
La lección central de esta huelga es que se necesitaba una dirección distinta, contrapuesta e independiente de AMLO/Morena. Como señalamos previamente, la dirección del sindicato no tiene una estrategia basada en la lucha contra el imperialismo y no está dispuesta a confrontar al gobierno de Morena. Para las próximas elecciones del 21 de agosto se necesita una plataforma que guíe a los militantes sindicales a fortalecer su organización, unifique a los trabajadores para defender sus intereses y prepare las próximas luchas. Es necesario que los mineros comiencen ya a forjar núcleos que asimilen las lecciones correctas, con el fin de echar a los burócratas y tomar las riendas de su sindicato. Una dirección revolucionaria es fundamental para luchar por los intereses de todo el proletariado en el camino hacia el poder obrero.
De cara a las elecciones, proponemos los siguientes puntos:
- ¡Nacionalización de las industrias minera y metalúrgica sin indemnización!
- ¡México fuera del T-MEC! ¡Repudiar la deuda externa!
- ¡Control sindical de la contratación y la capacitación! ¡Sindicalizar a los subcontratados!
- ¡Abrir los libros contables!
- ¡Control sindical de la salud y la seguridad!
- ¡Ninguna represalia contra ningún minero!
- ¡Unificación del sindicato con base en la democracia proletaria!