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Lázaro Cárdenas es el escenario de una batalla decisiva. La multinacional ArcelorMittal exprime más y más a los mineros aprovechando su mano de obra barata y calificada. La compañía está tratando de aplastar la lucha de estos trabajadores porque quiere mantener las condiciones de superexplotación y saqueo. Ante esto, los mineros de la sección 271 están luchando con uñas y dientes contra los despidos masivos y por defender y mejorar sus condiciones básicas de vida y trabajo. Los casi dos meses de esta huelga han causado tremendas pérdidas para los patrones y perturbado a la región entera, incluyendo las cadenas de producción y suministro de los imperialistas yanquis —quienes son los principales opresores del proletariado mexicano—. En particular, el trabajo de los mineros de Lázaro Cárdenas es esencial para la producción automotriz en EE.UU. Esto muestra el inmenso poder social que tienen estos obreros para responder y dar un buen golpe a los imperialistas. Para ganar esta huelga y avanzar los intereses del proletariado mexicano en contra de toda opresión, se necesita conectar las demandas inmediatas con la lucha más amplia para arrancar de raíz a la principal causante de estas condiciones: la subyugación nacional de México. ¡Hacer de la huelga una lucha antiimperialista!

Para esto y para asegurar la victoria de la huelga, el sindicato minero necesita urgentemente escalar su lucha al siguiente nivel, ¡extender la huelga y parar todo Lázaro Cárdenas! Las necesidades de los trabajadores están claras. El sindicato debe luchar por ellas y movilizar a la población para: ¡Nacionalizar la industria minera, sin pagar un centavo de indemnización a estos ladrones! ¡Cancelar la deuda externa! ¡Abajo el T-MEC! El pueblo trabajador de esta ciudad, en particular el magisterio, ya ha mostrado simpatía por la huelga, y ciertamente tiene el interés de luchar por su victoria ya que ésta es una lucha contra las condiciones impuestas por los imperialistas que ellos mismos viven. Esto requiere confrontar a AMLO y su gobierno. La estrategia de López Obrador se basa en tratar de “satisfacer” a ambas partes, en reconciliar intereses irreconciliables de los trabajadores y los imperialistas. Como en la huelga de Audi, Obrador dice que es posible llegar a un acuerdo con la patronal…lo que significa bajar las exigencias de los obreros. La estrategia de la dirección del sindicato minero tampoco se basa en luchar en contra del imperialismo, y no está dispuesta a confrontar al gobierno de AMLO. Mas bién, Gómez Urrutia ha estado ocupado haciendo campaña por Sheinbaum y celebrando su victoria. Con un simbolismo asqueroso, en medio de esta huelga, Sheinbaum acaba de asignar al represor de la huelga del 2006, Cárdenas Batel, a su gabinete.

La empresa declaró la guerra al despedir mil obreros y tratar de disolver el contrato colectivo. El resultado de esta huelga afectará el destino de todos los trabajadores de Lázaro Cárdenas, e incluso más ampliamente del país. Su derrota debilitaría al proletariado entero. Su victoria pondrá en mejor posición a toda la clase obrera para avanzar las luchas que están por venir. Para ganar esta batalla, llamamos al sindicato minero a luchar por:

  • ¡Extender la huelga al puerto y la ciudad! Obreros portuarios, de Pemex, acereros: ¡A la huelga ya! Por líneas de piquete masivas en todas las industrias de Lázaro Cárdenas.
  • Cumplimiento de todas las demandas de los mineros y reinstalación inmediata de los huelguistas y aquellos despedidos previo a este conflicto.
  • ¡Control sindical de la salud y la seguridad en el trabajo! Son los obreros los que deben decidir si hay condiciones seguras para laborar y detener la producción cuando no las haya.
  • Por un solo contrato colectivo para todos los mineros con los más altos salarios y prestaciones, sindicalizando también a los subcontratados. Las negociaciones separadas debilitan y dividen a los obreros.

Con el objetivo de movilizar la más amplia unidad posible, los mineros deben organizar comités de huelga para avanzar la lucha. Sus delegados deben ir principalmente a los trabajadores portuarios y petroleros, y también a los del ayuntamiento, el sistema de salud, el transporte y los camioneros, los maestros y otros sindicatos para parar la ciudad. Es hora de desencadenar la fuerza del proletariado mexicano.